La temperatura ambiental influye mucho en el estado de ánimo de las personas, de las ganas de realizar ciertas actividades y de la ropa que usarán. Pero no solo eso, la temperatura también afecta o beneficia a nuestro vehículo, especialmente cuando se queda estacionado al exterior. Hoy, en el blog de Motores Uno te contaremos cómo puede afectar la temperatura al motor de tu coche y las recomendaciones para prevenir daños.

Altas temperaturas y el motor

Cuando la temperatura ambiente es muy alta, probablemente sientas un calor extremo al subirte al coche. Incluso es probable que tengas que abrir las puertas y bajar los vidrios unos minutos antes de poder sentarte y tocar el volante. Esto se debe a que la temperatura al interior del vehículo es hasta 20°C más que la temperatura al exterior.

Además, aunque no lo percibas, el asfalto se calienta significativamente en especial por la fricción de los coches que circulan. Esto puede afectar directamente el estado de los neumáticos ya que el calor aumenta la presión, que puede empeorar con los derrapes, los frenazos y los movimientos bruscos.

Ahora bien, el motor de combustión interna es un componente que, por su naturaleza, se encuentra caliente ya que puede alcanzar entre 90°C y 100°C. El aumento en la temperatura exterior puede incrementar también la interior, lo que causa situaciones como:

  • Pérdida de potencia. Ante el calor, el rendimiento del motor puede perder hasta el 15% de potencia debido a que necesita más aire para funcionar.
  • Aumento en el consumo de combustible. A mayor temperatura, el consumo de combustible aumenta en una medida aproximada de un litro por cada 100 kilómetros.
  • Disminución en el frenado. Cuando hay un exceso de temperatura en el motor, el líquido de freno dura menos tiempo, lo cual puede provocar que los discos se deformen y que sea más difícil frenar.
  • Disminución del líquido refrigerante. El líquido refrigerante se encarga de enfriar el motor para evitar el sobrecalentamiento durante la marcha. Con el calor excesivo, este líquido puede evaporarse y reducir el nivel, lo que puede provocar una avería muy grave ya que se pondría en riesgo la integridad del motor. Afortunadamente, esta situación no es muy común ya que el circuito donde se encuentra el líquido es hermético, se encuentra cerrado y diseñado para que no se pierda ni una gota.
  • Daño a los componentes plásticos. El calor excesivo al interior del motor, durante tiempos prolongados, puede deformar a los plásticos que se encuentran en los sellos y elementos decorativos. En este caso, puede perderse la protección de otros componentes, como el aceite de motor, que puede fugarse a causa de juntas mal selladas y provocar sobrecalentamiento en el motor.

Bajas temperaturas y el daño al motor

El otro lado de la moneda es cuando las temperaturas descienden significativamente, en especial cuando hay nieve o hielo, los cuales pueden dañar aún más a los coches, en especial a los que se estacionan en la calle.

Los motores son sistemas mecánicos diseñados para trabajar de manera óptima en una ventana de temperatura concreta, de manera que todos los elementos sufren especialmente en la fase de arranque y durante los primeros minutos de uso debido a que los líquidos se vuelven más densos. Después de una noche con temperatura muy baja, al arrancar el coche se recomienda esperar unos minutos para que el motor se caliente y alcance una temperatura óptima para avanzar. Al avanzar, se recomienda comenzar de forma suave para permitir que comience a circular el aceite, el líquido refrigerante y el buen funcionamiento del motor.

Para evitar esta situación, se recomienda utilizar un aceite de motor multigrado, que mantenga su fluidez tanto en verano como en invierno. Además de tener buenos hábitos como conductor, dando unos minutos para que el motor se caliente al tratar de encenderlo después de una noche muy fría.

Por otro lado, el clima frío no solo afecta a la parte mecánica de los coches por el aumento de densidad de los líquidos. La batería puede perder la potencia necesaria para iniciar el arranque, e incluso podría detenerse el paso de corriente debido a las bajas temperaturas.

La última recomendación, y probablemente la más importante, es buscar que el coche se encuentre protegido bajo techo durante las noches, en las tardes de lluvia y los días extremadamente calurosos. Esto te ayudará a reducir el riesgo de averías y a mantener la vida útil de otros elementos, como la carrocería.

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